lunes, 11 de enero de 2010

Extra, Extra!! Un canillita moderno


Esculapio se para delante del gran espejo que tenía en su baño, como si estuviese apunto de ensayar un gran recitado o de dar una gran conferencia, tomando mucho aire y bancándolo en la garganta. Vestía una camisa corroída y amarillenta, un pantalón que parecía de corderoi gris, con tiradores negros algo sueltos, unos zapatos mal lustrados con agujeros, y una gorrita afrancesada que le quedaba muy mal. Parecía un canillita, pero todavía no lo sabemos.
Extra, Extra!! Grita desaforado. Ahora ya lo sabemos, era un canillita, o por lo menos era lo que quería ser.
Carraspeando fuertemente vuelve a gritar Extra, Extra!!, como si fuese un último aullido. No parecía satisfecho, y en cada Extra, Extra!! que repetía se pensaba a sí mismo como fracasando una vez más.
Desilusionado, lanza un último Extra, Extra!!, más parecido a una renuncia que a un intento serio de conseguir un trabajo y sale del baño caminando cabizbajo. Entra en la cocina y se sienta abatido en un de las sillas que daba en la cabecera. No había nada importante en la cocina, salvo una pila enorme de diarios viejos corroídos por la humedad en la otra punta de la mesa.
Los mira como buscando una solución y sólo encuentra rabia, así que levantándose de la silla se acerca corriendo a la otra cabecera y en un acto de furia tira la pila al piso y el Clarín de mayo de 1939 lo destruye en mil pedazos, cayendo desmayado sobre el papelerío.
Despierta quien sabe cuando y aturdido todavía por el frenesí ve a su abuelo juntar los diarios y ordenarlos por fechas y hojas. Era su colección personal, aunque no se disgustó con su nieto, le hizo ver en su rostro una gran desilusión. Hacía meses que estaban practicando para la entrevista.
“Extra, extra, Estados Unidos tiró la bomba atómica… extra, extra, la crisis de los misiles no tiene fin… extra, extra, asesinan al presidente Kennedy… extra, extra derrocan a Perón… extra, extra, el hombre llega a la Luna… extra, extra grandes manifestaciones en Córdoba… extra, extra hoy asume la junta militar y clausura los derechos individuales…extra, extra… extra, extra”
Su abuelo había sido canillita desde los 10 años y había anunciado al mundo las grandes proezas del hombre y los sucesos más importantes del siglo XX. Hasta se llegó a decir en el barrio que Mao Tse Tung no murió sólo porque él no lo pudo anunciar al enfermarse ese mismo día, el único en 50 años de servicio.
Toda su vida soñó con un sucesor, con alguien que pudiese continuar la historia de la humanidad a partir de los gritos que tiraba en Corrientes y Talcahuano lado impar y estaba esperanzado en que su nieto lo sea.
Para eso lo inculcó desde muy niño en arte del canillismo, que tirar bien los diarios, que ofrecer una gran novedad de titular, que gritar fuertemente, que vestir como se debe, que ser dramático ante el drama y alegre ante la buena noticia y que cada tanto pedir alguna propina.
De alguna manera u otra sabía que llegaría la oportunidad de que su nieto se convirtiera en canillita, y esa oportunidad había llegado y no se podía desaprovechar. Había arribado una carta de Editorial Atlántida que lo convocaba el 10 de octubre a las 12 hs. para una entrevista para formar parte del staff permanente de canillitas de Atlántida.
Y era 10 de octubre y faltaban a penas 2 horas para la entrevista y Esculapio estaba tirado en el suelo, la historia parecía detenerse.
Su abuelo terminó de juntar los diarios y los amontonó una encima del otro en el mismo lugar donde estaban antes y se sentó esperando que su nieto se levanté.
“No voy a ir abuelo. No puedo. Soy un cagón”
El abuelo se hizo el sordo una vez más y simplemente agarró el primer diario de la fila y se lo tiró en la cabeza.
“Extra, Extra!!, se retira el canillita más viejo del mundo condecorado” gritó Esculapio mientras leía el titular del diario y miraba la foto donde él y su abuelo posaban con una gran sonrisa.
Mira la foto y mientras la borroneaba con una lágrima, se ajusta los tiradores y sale de la casa desesperado y con la ilusión renovada. El abuelo, nuevamente haciéndose el sordo, simplemente se quedó esperando que regresara con la gran noticia.
Parecía un verdadero milagro pero además de haber sido aceptado en la entrevista le habían asignado la esquina de Talcahuano y Corrientes, pero ahora del lado par. Abuelo, todo no se puede, se dijo y al día siguiente fue a esa esquina para ver continuar la historia.
Y ahí mismo lo vio, con verdadera estampa de canillita, llamando la atención del mundo entero. A lo lejos se acordaba de sí mismo haciendo progresar al mundo con sus noticias y a cada paso se imaginaba algún que otro Extra, Extra!!! se acabó la pobreza… Extra, Extra el hombre llega a Marte, Extra, Extra le aumentan a los jubilados…
Estaba tan sólo a unos pasos y escuchaban los extras, sin diferenciar el resto hasta que estuvo prácticamente al lado. Su nieto no lo había visto todavía concentrado en tamaña tarea. Y ahora sí lo escuchó perfectamente:

“Extra, Extra Luly Salazar nos muestra sus nuevas Lolas”
“Extra, Extra, mostramos el nuevo living de Marley”
“Extra, Extra un desodorante de regalo”
“Extra, extra…”

El abuelo se hizo nuevamente el sordo y salió corriendo de allí.

Para que vean lo bueno que soy, a continuación les mostraré de donde se me ocurrió este mal cuento, que en realidad me gustó escribir. A continuación estan redactados todos los titulares de las notas que se realizaron en la revista “Pronto” del Miércoles 30 de diciembre, Año 14, Nº 700.
En teoría los canillitas de gran valor leían los titulares más importantes del diario para atraer a sus clientes y lograr vender. Imagínenselos pronunciando alguno de los siguientes titulares.
Para que no se pongan celosos están por orden de aparición, y si bien aparecen como algo completamente incoherentes al no tener el marco completo de la revista, ni se imaginen lo incoherente que son al mirar la revista de verdad.

“Me resulto extraño no brindar junto a mis hijos”
“Nos tapo agua”
“Decidí separarme después de una discusión muy fuerte”
“A mis amigos les dije que la próxima vez que quiera casarme, me peguen un tiro en los huevos”
“Es tan grande que no me animo a manejarla”
“Valientes es la gallina de los huevos de oro”
“Hace un año que casi no tenemos días libres”
“Por suerte el conchero me queda justo”
“Mi novio es bastante celoso”
“Amo ir al rio a mojarme las patas con mis perros”
“Lo que hace Nicole Newman es maravilloso”
“En Estos Tres meses baje siete kilos… de tristeza”
“Este año me voy a poner pelo en las entradas”
“Me piden autógrafos pensando que soy julio Bocca o Mauricio Dayub”
“Con Matías no convivimos ni siquiera en temporada”
“Nunca sería la novia de Fort”
“Desde chiquita levanto perros de la calle y les busco un hogar”
“Un chico puede crecer sano sin comer carne”
“La fruta es el alimento máximo de la naturaleza”
“Me gustaría reecontrarme con Messi en el Mundial”
“Gasalla es para mi como un gran mama”
“Es la octava vez que me pongo de novia con Ramiro”
“En el amor voy al frente”
“En la fiesta pusimos un toro mecánico y un castillo inflable”
“Desde que conocí a Meli supe que iba a ser mi mujer”
“Me sequé las lágrimas con un pañuelito que tenía escondido”

martes, 5 de enero de 2010

Devolveme la guita



La foto simplemente está puesta como mínimo homenaje al grande de Roberto Sanchez que ayer falleció. Una rosa pa´ Sandro, y un pesito pa´la birra

Pensaba, desatinando como siempre, en la situación de ir a ver un recital de música, donde uno abona un dinero como sentido de valoración por el aporte artístico de aquel que nos deleita o no, con su arte, “tocar la guitarrita”, como diría mi abuelo, luego de tirarme algún “no te hagas el artista y ponete a laburar”.
El tipo se para en el escenario, canta, grita, aúlla y nosotros aplaudimos felices.
En este sentido podemos ubicar dos tipos de recitales, aquellos donde el canta-autor se instala como líder del movimiento y donde no deja la participación de nadie, negando la demagogia de poner el micrófono apuntando hacia el público; y el otro tipo de recital es aquel donde el canta-autor obstinado por la nueva izquierda y el horizontalismo democrático dona algunos fragmentos de sus canciones típicas para que sean cantadas por el público, arengando con un “y como sigue”; con un “ahora ustedes” , o simplemente haciendo gestos inentendibles que la masa entiendo al toque.
Ahora bien, estos dos tipos ideales analizados ya por el sistema weberiano de principios de siglo, no necesariamente reflejan la realidad, sino que son simplemente modelos para el análisis teórico, y poco nos sirven para este blog, mas teniendo en cuenta la poca capacidad sintáctico interpretativa de los lectores del blog, y mucho más aún por la nula capacidad sintáctico interpretativa del dueño del blog.
Para desasnarnos juntos quería comentar lo que me ocurrió ayer al ir a un conocido bar de Tandil donde todos los lunes dos músicos te deleitan con todos aquellos temas musicales que es imposible que no sepas.
Este conocimiento absoluto de la información, saberse las letras de todas las canciones, es lo que posibilita el objetivo de muchos de nosotros, la democracia perfecta, aquí no hay diferencia entre el músico y el publico. Todos manejan la misma información y las diferencias se diluyen en un eco de gritos más o menos decadente.
Los “artistas” movilizaban constanmente a la plebe extasiados por la melodía, y a cada oportunidad los sermoneaban para que cantaran las canciones como alabando a Alá mismo, llegando a sus máximos extremos.
Y aquí viene mi problema. Si yo participo tanto como el músico, si el tipo en cada canción dona el micrófono hacia los espectadores, si hasta incluso sólo toca la guitarra mientras todos nosotros cantamos la canción que él debería cantar, ¿Por qué no me devuelven la guita?.
En ese momento, soy artista, soy cantante y soy músico, hago lo mismo que el tipo que esta parado arriba del escenario, y sin embargo yo pago para hacer eso, y el tipo cobra por lo mismo. Hasta incluso uno se transforma en un ingenuo percusionista, ya sea aplaudiendo o golpeando sin sentido esos pedazos de madera llamados vulgarmente mesas.
Este “artista” cobra un dinero por sus servicios prestados, yo ““artista”” pagó para prestar mis servicios. ¿Esto es correcto?. No es acaso la mano invisible del mercado aquella que debería regular estos desajustes entre la oferta y la demanda. Estamos en presencia de un claro ejemplo donde la oferta sobrepasa ampliamente la demanda y donde no parece encontrarse una solución inmediata.
Todos ofrecemos nuestros cantos al cielo, esperemos que no nos lo sigan rompiendo.