lunes, 31 de enero de 2011

Miedo monocromático

Todos hemos sufrido alguna que otra vez del atropello y de la falta de ubicación social de aquellas personas que con movimientos estridentes, y monocromáticamente barnizados, intentan suplir las falencias de un severo problema de habla. Quien no fue sujeto de la hipnosis aparente de un mimo, que sonriendo maléficamente intenta recaudar alguna moneda.
Sus ataques a lo francés han dejado un fuerte trauma con consecuencias indeseables para el desarrollo social de muchos niños. En mi caso personal, por antonomancia, no sólo desarrollé miedo a los mimos, sino que también a los payasos. ¿Qué culpa tienen estos últimos alegres y vivases coloreados, de la hostilidad de la zebra con zapatos?
Y quién les adjudicó el derecho de auto-proclamasarse como “mimos” cuando es más que evidente que mimos no realizan, sino que atacan con cosas invisibles que seguramente generan daño, tanto físico como psíquico.  
No nos dejemos engañar por su invisibilismo sensible y su tristeza sin color. Marchemos hacia el sindicato de Mimos y hagamos que tiramos de la cuerda hasta romper la puerta, y si eso no alcanza nos treparemos a la escalera invisible para llegar a la terraza, y de última haremos que prendemos gomas de nada y tiramos piedras de vacío. 


viernes, 28 de enero de 2011

Revelaciones en Kinesiología 3: Kinesiología Red Social


Kinesilogía sigue dándome de comer, y está vez quería hablar (escribir) sobre las relaciones sociales que uno va construyendo en su vida, y sobre los nexos que hacen que esos vínculos progresen y se profundicen.
El ser humano, como homo-socibilitis, una de las principales riquezas y sin duda el impulsor del progreso de la especie, desarrolla a lo largo de su vida una serie de vínculos de mayor o menor profundidad con diferentes personas. Uno de los vínculos más estrechos que genera es la amistad, que aparece como un vínculo fraternal y de compañerismo entre varias personas.
Ahora bien, la amistad no surge de un solo lugar sino que por el contrario uno tiene amigos de mil diferentes lugares y con diferentes lazos. El amigo de la infancia que se da por proximidad vecinal o escolar, unidos por anécdotas e historias en común; el amigo universitario unido por compartir fotocopias para no gastar tanto, amigo de perro, surgidos por ir a la misma plaza con el labrador para ver si levantaban alguna mina; el amigo del trabajo unido por la falsedad y el trepadurismo, etc, etc, etc.
Hoy me di cuenta, algo taimado tal vez, que existe un tipo de amistad novedosa y surgida desde las mismas entrañas de la kinesiología.
Factores económicos inciden en que en las sesiones de kinesiología no sean individuales sino que sean varias personas juntas las que reciben diferentes tipos de tratamientos. Algunos en aparatos, algunos en maquinarias diabólicas, y algunos sentados en unas camillas haciendo las más diversas posiciones kamasutrescas.
Luego de jornadas extenuantes de diálogo y de sufrimiento conjunto los lazos se recrean como aquellos prisioneros en las cárceles del siglo XVIII, o como los que se quedan atrapados en un ascensor durante semanas. Compartir el dolor es una forma profunda para estrechar lazos. Con el tiempo uno hasta logra compartir el sufrimiento ajeno y lo hace propio motivándose aún más en los ejercicios y en la magnetoterapia..
Al recibir el alta médica, los pacientes son despedidos de alegría y abrazos fraternales, como aquellos que son expulsados de la casa de Gran Hermano y parece que el vínculo ahí se termina. Pero no, donde fuego hubo cenizas quedan, donde fractura hubo yeso quedó.  

Che… y este tipo de donde lo conocés? Amigo de kinesiología.

jueves, 27 de enero de 2011

Revelaciones en Kinesiología II. Como Hansel y Grettel

Como ya habrán notada (las dos personas que entraron al blog ayer) estoy yendo al kinesiólogo/a. No solo que me está “curando” sino que también me da material para justificar mis boludeces y ponerme a escribir, mientras hago que trabajo.
Toda la noche desvelado pensando, ¿porque me quedé sin velas?, hasta que sonó el despertador y me dormí.
Despierto, comenzó a trabajar mi cabeza y comprendí la situación en la que estaba trabajando en el kinesiólogo/a. En realidad no me está curando nada, y lo que está haciendo es fortificar mis músculos para cuando me operen. El objetivo expuesto es que les sea más fácil trabajar la zona a los doctores y que tenga yo mejor recuperación. Soy una especie de pollo que prenden la luz para que coma y la apagan para dormir y para que no reviente con maíz.
Me sentí como aquellos pequeños, Hansel y Grettel, abandonados en el bosque por sus malvados padres, y que luego de tortuosas travesías encuentran la felicidad en la casa de una bruja chocolatera (una especie de Fort del siglo XIX). Ricky será la reencarnación de esa Bruja?.
Estos pequeños encuentran en esta casa de golosinas la salvación a su hambre, y por desgracia de la literatura, no lograron encontrar la salvación del hambre de la bruja que terminó apuchereada en su propia olla. El objetivo de la bruja era engordarlos para comerlos luego.
Esta situación de preanunciación del suceso, de preparación del final anunciado, este macabro plan encabezado por la Bruja Chocolatera, me hace pensar y recapacitar sobre mi situación en el kinesiólogo/a. Es notable las similitudes entre este engorde de niños y este fortalecimiento de músculos al cual estoy siendo sometido. Con la única diferencia es que lo niños disfrutaban de las golosinas, mientras yo sufro con los ejercicios.
Doble mal para mi, que hago ejercicios tortuosos que me llevaran a la tumba. Hubiese preferido mil veces que me abandonen mis padres en un bosque y que me intentara comer una bruja a que tener que hacer entrenamientos físicos. 
¿Qué onda con un tipo que me hace fortalecer mis músculos antes de operarme? ¿Qué se quiere llevar de mí? ¿Querrá, mientras sufro los efectos de la anestesia, extraerme alguna parte de mi cuerpo y de allí hacer de comer, o quien sabe, algún rito umbanda?
Busqué explicaciones, explore en google, leí libros, miré a Rial y a Gran Hermano, pero no encontré respuestas a mis dudas y mis miedos. Lo que sí es seguro es que yo voy a pedir, como se hace en los mejores restaurantes de Vladivostok,  todo lo que sobre.

miércoles, 26 de enero de 2011

Revelaciones en Kinesiologia I - Dumbo y los alquimistas

A veces pienso que hago con este cuerpo, y me pregunto si puedo cambiarlo por alguno mejor hecho, o con mayor consistencia, o aunque sea uno que tenga ligamentos de titanio para que no se le anden rompiendo por ahí.
Pero en vano pierdo el tiempo, ya que hasta la próxima vida, espero pronto, no voy a cambiar esta carcaza peluda y de piel beige.
De este sufrimiento corpóreo es que tengo la desgracia de visitar una pseudo ciencia para recuperar mi rodilla y volver a caminar con normalidad, es decir, poco y chueco. Dentro de los experimentos a los cuales soy sometido a diario, hay uno que particularmente me ha llamado la atención, y se llama magnetoterapia.
Me hacen meter la rodilla en un tubo de plástico y tengo que esperar 30 minutos a que ese aparato haga efecto, efecto que no es perceptible, ni visible, ni nada. Esta invisibilización del efecto me llevó a pensar en la ciencia y en todas sus habladurías sobre la inexistencia de aquello que no se puede probar, y volvió a mi mente ese debate que hemos perdido, entre ciencia y magia.
Debate que ganó el positivismo, utilizando la alquimia como principal método para destruir a la magia y dejársela a ilusionistas de medio pelo. La ciencia utilizó todos los avances de la alquimia para generar la revolución científica del siglo XIX.
Como todos hemos aprendido en el jardín, la alquimia es una protociencia que desde hace siglos está buscando descubrir los secretos de la naturaleza y su relación con el ser humano. Nadie va a venir a discutir la verdad de los preceptos de la alquimia, ni los científicos, ni los filósofos, ni los vendedores de diarios mojados, ya que desde tiempos inmemoriales a dirigido los caminos del tiempo y del espacio. 
Alguien me dirá con socarrona soberbia,  que en el siglo XXI y producto de esos mentirosos llamados científicos positivistas, la alquimia ha desaparecido y sólo podemos encontrarlas en pequeños rituales, más turísticos que espirituales, más pecuniarios que filosóficos.
Aún así, cuando es claro el poder de los inventores de mentiras, la alquimia encuentra resquicios dentro del propio positivismo, esperando el momento para derribar el oscurantismo de la ciencia y recuperar la senda de Hermes Trimegisto, legendario alquimista greco–egipcio que murió inmolado en su propia sabiduría.   
Pero ¿por qué la ciencia se empeña en darnos explicaciones inentendibles de todo, por qué se afana en darnos una tabla periódica, una ley de la gravedad, una ley de mercado y una ley del off side? La respuesta es simple, el saber, el conocimiento es poder. Ya lo sabían los egipcios cuando atesoraron por siglos el secreto de la subida del Nilo. Por poder nos mienten, y nos dicen que la tierra es redonda, que gira alrededor del sol, que si tirás dos cosas de diferente peso desde la misma altura y en el vacío van a caer en el mismo momento. ¿Que pasaría si mañana se hace público el secreto de que la tierra es plana, que es el centro del universo y que una plomada llega antes al suelo que una pluma?
El mundo se daría vuelta, y las grandes empresas nos reconocerían que el microondas no es tecnología, sino una invención del diablo para calentar las aguas del infierno, que en la radio y en la televisión hay pequeños y diminutos personajes que esclavizados trasmiten día y noche, que los mensajes de textos son transportados por hadas madrina,
que en la pelota hay un conejo y que la ley del off side es mentira, y es una excusa para darle trabajo a los jueces de línea.
Sigamos explotando estos resquicios y grietas del sistema métrico decimal y volvamos a creer que Dumbo no es un dibujo animado, sino que es aquel elefante que sostiene la tierra y que se tomó un descanso para salir en pantalla grande.

sábado, 8 de enero de 2011

La magia del pasaporte

Me acaba de llegar mi primer pasaporte. Este papelito mágico, mítico y misterioso que te permite circular libremente por todo el mundo. Y por si su magia no hubiese pasado ya oralmente  de generación en generación, en su primera hoja y a forma de ritual sagrado aclara:

“En nombre del Gobierno de la República Argentina , la autoridad que expide el siguiente pasaporte, ruega y solicita a todos aquellos a quienes pueda concernir, dejen pasar libremente a su titular y prestarle la asistencia y protección necesaria”

Estas palabras mágicas que dan libertad para circular y al mismo tiempo protección en todo el mundo no se acaba sólo con el idioma español sino que es al mismo tiempo el primer conjuro de validez universal ya que puede ser recitado en distintos idiomas.
El abracadabra del libre intercambio de personas a lo largo del mundo, es decir este papel negro que dice pasaporte, ha ido perdiendo a lo largo de los años su efecto y distintos brujos de la magia negra han ido han ido encontrando el antídoto para la libre circulación de personas.
Antes con sólo decir esas palabras uno hipnotizaba a todo el personal de inmigración y podía adentrarse en los países exóticos sin mayores riesgos. Con el tiempo, y al igual que las moscas con el raid, fly, etc, las fronteras fueron mejorando su protección y se fueron inmunizando ante la hechizo del pasaporte. Brujos disfrazados de políticos descubrieron que no era tan saludable la libre circulación de personas y alquimísticamente perfeccionaron sus conjuros, a tal punto que es más fácil introducir 1000 kilos de drogas en los Estados Unidos a que ingrese un latinoamericano de manera legal.
Con patas de conejos, con pelos de  murciélagos, ojos de ranas y piel de inmigrantes, los países quemadores de brujas lograron no sólo inmunizar sus fronteras ante el conjuro del pasaporte ajeno sino que perfeccionaron sus propios pasaportes. No es lo mismo la magia del pasaporte americano, que la del haitiano, y no es lo mismo la magia del europeo que la magia del indú. Seguramente antes de arriesgarse a quemar una bruja les quitaron los secretos de sus hechizos para mitigar el riesgo y mejorar su propia magia.
El pasaporte otrora mítico perdió su efecto. Ni  el abracadabra, ni el abretesésamo de las fronteras sirve y habrá que inscribirnos nuevamente en las escuelas de brujas para aprender el nuevo conjuro de la visa, que no es una tarjeta de plástico pero que es casi lo mismo.