viernes, 28 de enero de 2011

Revelaciones en Kinesiología 3: Kinesiología Red Social


Kinesilogía sigue dándome de comer, y está vez quería hablar (escribir) sobre las relaciones sociales que uno va construyendo en su vida, y sobre los nexos que hacen que esos vínculos progresen y se profundicen.
El ser humano, como homo-socibilitis, una de las principales riquezas y sin duda el impulsor del progreso de la especie, desarrolla a lo largo de su vida una serie de vínculos de mayor o menor profundidad con diferentes personas. Uno de los vínculos más estrechos que genera es la amistad, que aparece como un vínculo fraternal y de compañerismo entre varias personas.
Ahora bien, la amistad no surge de un solo lugar sino que por el contrario uno tiene amigos de mil diferentes lugares y con diferentes lazos. El amigo de la infancia que se da por proximidad vecinal o escolar, unidos por anécdotas e historias en común; el amigo universitario unido por compartir fotocopias para no gastar tanto, amigo de perro, surgidos por ir a la misma plaza con el labrador para ver si levantaban alguna mina; el amigo del trabajo unido por la falsedad y el trepadurismo, etc, etc, etc.
Hoy me di cuenta, algo taimado tal vez, que existe un tipo de amistad novedosa y surgida desde las mismas entrañas de la kinesiología.
Factores económicos inciden en que en las sesiones de kinesiología no sean individuales sino que sean varias personas juntas las que reciben diferentes tipos de tratamientos. Algunos en aparatos, algunos en maquinarias diabólicas, y algunos sentados en unas camillas haciendo las más diversas posiciones kamasutrescas.
Luego de jornadas extenuantes de diálogo y de sufrimiento conjunto los lazos se recrean como aquellos prisioneros en las cárceles del siglo XVIII, o como los que se quedan atrapados en un ascensor durante semanas. Compartir el dolor es una forma profunda para estrechar lazos. Con el tiempo uno hasta logra compartir el sufrimiento ajeno y lo hace propio motivándose aún más en los ejercicios y en la magnetoterapia..
Al recibir el alta médica, los pacientes son despedidos de alegría y abrazos fraternales, como aquellos que son expulsados de la casa de Gran Hermano y parece que el vínculo ahí se termina. Pero no, donde fuego hubo cenizas quedan, donde fractura hubo yeso quedó.  

Che… y este tipo de donde lo conocés? Amigo de kinesiología.

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