En estos últimos días me llegó el rumor de que existía una novela, televisada por un importante canal de aire, con un nombre digno de los delirios más importantes que un guionista puede cometer. El informante no sabía con exactitud el título, pero sabía que la daba el ex-canal de Hadad...3 al cuadrado.
Incrédulo, decidí iniciar una investigación para descubrir ese título por cierto misterioso.
Luego de un par de minutos descubrí este nombre: “Destilando amor”. Pensé en un primer momento, algo ignato por cierto, que se trataba de un programa sobre la industria vitivinícola y el amor a las grandes bodegas nacionales y al Malbec. Pero no era así.
Para certificar mi idea anterior hice click y surgió la sinópsis: “En la tierra del agave nació el amor entre el dueño de una hacienda y una jornalera”. Era la novela que andaba buscando.
En qué locura estaba pensando el autor de ese título, y peor aún, en qué pensaba el director del canal que decidió pasar una novela en la cual los personajes principales DESTILAN amor por los poros. Hay cien mil palabras que representan el amor entre dos personas mucho, pero mucho menos desubicadamente, que destilando.
Se imaginan a Romeo comentándole a Julieta las borracheras que se pegaba por el simple hecho de pensar en ella. Cuantas comedias hubiera escrito nuestro amigo William Shakespeare.
Sin mayores aportes, y esperando con todo ahínco olvidarme pronto de este ingrato conocimiento, les dejo las próximas novelas que van a ser televisadas.
Otros nombres de novelas, que van a salir proximamente:
Sulfurando amor: Un geólogo luego de realizar una misión por el Volcán Vesubio, encuentra una mujer intoxicándose entre los sulfatos emanados por el mismo (por el volcán), y se enamora perdidamente.
Ensobrando cariños: la historia del dueño de Correo Argentino, que se enamora de la cartera que hace el recorrido Cucha-Cucha – Av. San Martín.
Suturando deseos: Un joven doctor, que trabaja en emergencias médicas se enamora de una mujer que sufrió una veintena de puñaladas.
Longevizando consuelos: La tierna historia de dos ancianos que descubren su amor a los 94 años, y tan sólo les dura un par de días.
Incrédulo, decidí iniciar una investigación para descubrir ese título por cierto misterioso.
Luego de un par de minutos descubrí este nombre: “Destilando amor”. Pensé en un primer momento, algo ignato por cierto, que se trataba de un programa sobre la industria vitivinícola y el amor a las grandes bodegas nacionales y al Malbec. Pero no era así.
Para certificar mi idea anterior hice click y surgió la sinópsis: “En la tierra del agave nació el amor entre el dueño de una hacienda y una jornalera”. Era la novela que andaba buscando.
En qué locura estaba pensando el autor de ese título, y peor aún, en qué pensaba el director del canal que decidió pasar una novela en la cual los personajes principales DESTILAN amor por los poros. Hay cien mil palabras que representan el amor entre dos personas mucho, pero mucho menos desubicadamente, que destilando.
Se imaginan a Romeo comentándole a Julieta las borracheras que se pegaba por el simple hecho de pensar en ella. Cuantas comedias hubiera escrito nuestro amigo William Shakespeare.
Sin mayores aportes, y esperando con todo ahínco olvidarme pronto de este ingrato conocimiento, les dejo las próximas novelas que van a ser televisadas.
Otros nombres de novelas, que van a salir proximamente:
Sulfurando amor: Un geólogo luego de realizar una misión por el Volcán Vesubio, encuentra una mujer intoxicándose entre los sulfatos emanados por el mismo (por el volcán), y se enamora perdidamente.
Ensobrando cariños: la historia del dueño de Correo Argentino, que se enamora de la cartera que hace el recorrido Cucha-Cucha – Av. San Martín.
Suturando deseos: Un joven doctor, que trabaja en emergencias médicas se enamora de una mujer que sufrió una veintena de puñaladas.
Longevizando consuelos: La tierna historia de dos ancianos que descubren su amor a los 94 años, y tan sólo les dura un par de días.
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