miércoles, 20 de febrero de 2008

Tandil... ¿Capital Iberoamericana de la Aviación?


Año 1904 “25 de Mayo de 1904, (Tandil , Argentina) vuelo de la primera maquina mas pesada que el aire en Sudamérica”
La foto es verdadera, es la única que hay.

Leyendo tandilportandil encontré una noticia donde se comentaba que se había realizado un homenaje-conmemoración al primer vuelo de un avión a reacción en la Argentina. Se cumplían 60 años del vuelo del famoso Gloster inglés comprados por Perón con las deudas de los ingleses de la segunda guerra (otras épocas, había países que nos debían plata).
Mi mente curiosa se preguntó porqué carajo se hacía en Tandil esta conmemoración. Así que leí la noticia.
Ahí me entere de una data, para aquellos nacionalistas del Tandil como yo (no se si para enorgullecerse, pero si para tener algo más para decir sobre Tandil) parece que se quiere colocar como la capital Iberoamericana de la Aviación.
Más preguntas sobrevolaban mi mente, así que me puse a buscar por qué ese título, y encontré esto en el texto: “ENSAYO SOBRE EL PRIMER VUELO CON UN PLANEADOR EN LA ARGENTINA” de FRANCISCO HALBRITTER

(Textual) Lo que sí es un hecho innegable es que el “vuelo” hecho en Tandil el 25 de mayo de 1904, ya que existe una conocida fotografía que nos muestra la aeronave antes del intento, aunque en los trabajos publicados hasta ahora se mantiene la duda cobre las identidad del constructor / piloto, mencionándose indistintamente los nombres de Pablo Suárez y Guido Dinelli. Sin embargo, las investigaciones del historiador tandilense Juan Roque Castelnuovo permitieron echar un poco de luz sobre este tema, al demostrar fehacientemente que el verdadero protagonista de esta historia fue Guido Dinelli. Vayamos a los hechos.-
En la edición del 1º de octubre de 1944 del diario “La Nueva Era” de la ciudad de Tandil se publicó por primera vez la conocida fotografía del planeador, con un epígrafe que, sin mencionar al protagonista, decía: “Aquí está la bicicleta aérea, avión primitivo, fruto de la imaginación de un entusiasta, cuyo coraje lo llevó hasta hacer la gran prueba en Tandil. A una bicicleta le adosó unas alas y algo parecido a un toldo o dosel. Con solamente estos elementos pretendió volar. Han pasado cuarenta años desde esa fecha en que, este precursor del progreso aéreo, convocó la curiosidad de las gentes que no salían de su asombro. Desde la altura del Cerro Garibaldi se lanzó al espacio. No voló. Aterrizó y lo que es peor, contra una piedra. La gente había previsto el desenlace; pero no imaginaba a que altura rayaría el progreso aéreo en estos tiempos. “Esta fotografía había sido tomada en 1904 por el vecino Carlos Pierroni, y fue luego reproducida en casi todos los trabajos sobre este tema, pero por motivos que desconozco se le atribuyó la paternidad del planeador principalmente a Pablo Suárez, mencionándose a Guido Dinelli sólo en forma muy tangencial, cuando en realidad la actuación de Suárez, si existió, se limitó a la de un simple espectador del vuelo.
El trabajo de Castelnuovo permitió saber que Guido Dinelli era un inmigrante calabrés nacido en Catanzaro, Italia, el 2 de abril de 1869, quien residía en la ciudad de Tandil, donde ejercía su oficio de zapatero. Su pasión aeronáutica tiene un origen desconocido, aunque la lógica indica que fue la influencia de los trabajos de Lilienthal la que lo llevó a querer volar, y así a la tardía edad de 35 años decidió construir su propio planeador. Al leer las publicaciones de Lilienthal, Dinelli se enteró de que la sustentación dependía de la velocidad, de manera que decidió dotar a sus alas con un fuselaje consistente en una bicicleta, la que le permitiría acelerar hasta alcanzar la velocidad de despegue. En cuanto a las alas propiamente dichas, las construyó con la desinteresada ayuda de don Andrés Macaya, propietario de la carpintería ubicada al 900 de la calle Machado, donde cortó los listones de pino spruce de 2 por 3 centímetros que luego curvó en agua caliente, utilizándolos para darle la forma adecuada al velamen, cuya estructura principal era de esta madera y de caña, su planta era de forma semicircular, con un diámetro de unos cinco a seis metros, y estaba recubierta con una tela de cotín con estampado rayado, la que según Castelnuovo le fue regalada por el famoso payaso inglés Frank Brown, quién por entonces estaba de paso por Tandil con el circo de los hermanos Carló. En cuanto a los controles de esta aeronave, prácticamente carecía de ellos, ya que lo único que había instalado Dinelli era un par de cuerdas de cada lado del velamen, las que le permitirían variar la incidencia por deformación de la estructura.-
El aparato de Dinelli también fue descripto por un artículo publicado en 1904 por el periódico “Luz y Verdad” de la ciudad de Tandil, en donde se dice: “Hemos tenido ocasión de hablar con el señor Guido Dinelli, inventor y constructor del “Aereoplano” (sic), y nos comunica: que él no pretende, como ha dicho un colega local y ha sido repetido por la masa popular, volar por los aires o elevarse con su aparato desde las sierras; sino simplemente a favor de una ráfaga de viento que tendrá que aprovechar, deslizarse desde lo alto de la sierra de la calle Belgrano y llegar a estabilizarse en el aire. Pesa el aparato, con el señor Dinelli incluso, 96 kilos, y es enteramente sencillo. El experimento no responde a un fin especulativo como dicen algunas malas lenguas; es puramente una prueba científica. El señor Dinelli no puede fijar la hora en que ésta se verificará; será desde la una de la tarde, de mañana en adelante, pues tiene que esperar que el viento lo favorezca”.-
Dinelli había anunciado que ensayaría su planeador en el feriado patrio del 25 de mayo de 1904, de manera que ese día, entre las tres y las cuatro de la tarde, llevó su aparato hasta el peñasco del Cerro Garibaldi, a cerca de cien metros de altura sobre la Plaza Independencia, y enfrentando el viento, que debía soplar del noroeste, echó a rodar cuesta abajo en un ángulo de unos 45º, recorriendo luego en planeo unos ciento ochenta metros. El aterrizaje fue muy duro, ya que tocó tierra con un pronunciado ángulo de descenso y con la bicicleta que oficiaba de tren de aterrizaje desalineada con la trayectoria del vuelo, golpeando con su cuerpo contra el piso, para quedar envuelto en los restos del velamen y en las astillas de la estructura de su planeador. Aunque Dinelli quedó bastante magullado y dolorido, y se dice que en medio del revuelo un par de muchachotes le robaron lo que quedó de la tela del revestimiento del ala, parece que este incidente no alcanzó para aplacar su entusiasmo, de manera que una vez repuesto de los golpes inició gestiones ante el Municipio local para obtener su apoyo económico, para seguir con sus experiencias. Sin embargo, parece ser que la negativa oficial de aportar dinero al proyecto, sumada a la mala situación de su economía personal, lo hicieron recapacitar, abandonando poco después la actividad aeronáutica, esfumándose su figura con el paso del tiempo.-
Para recordar este valiente y precursor intento, en una roca de ese lugar se inscribió con pintura el texto “Aquí nació la aviación Argentina”, el que se fue borrando con el tiempo hasta desaparecer por completo. Luego, hacia 1964 el propietario del predio desde donde se lanzó Dinelli, un señor de apellido Salvi, dono una fracción de terreno para levantar allí un monumento conmemorativo, el que nunca se construyó, pasando así al olvido un hecho aeronáutico nacional realmente notable.-



Una data interesantísima, y totalmente desconocida.
Tandil… ¿Capital iberoamericana de la aviación?

3 comentarios:

Roberto Tassara dijo...

Buena data!!!

Dos cosas relacionadas:
1. Guido Dinelli, una de esas calles del Falucho que uno nunca supo quién mierda era el del nombre!!!

2. Nacido en Catanzaro, ciudad donde se sitúa uno de los célebres equipos de la serie C/2 del juego Italy... jeje

Abrazo de gol!!!

Anónimo dijo...

Otra gran oportunidad para que nuestro intendente constuya algo con fondos millonarios para difundir el Turismo en esta hermosa Ciudad....lease una bici con forma de piedra alada con un muñeco haciendo las veces del Sr Dinelli.

Pepe Lui

Franco Brutti dijo...

Podria hacer una bici gigante, hecha entaramente con papel mache... o pagar millones de pesos en cursos de origami...
Aguante la réplica, algo disminuida, de alambres, de algo de cemento, de plástico, y de millones de pesos de la piedra movediza... con tanta guita la podrían haber hecho un poco más movediza... cuak